lunes, 8 de agosto de 2011

Popularidad efímera

Era como ver a Los del Río tratar de llenar el Estadio Azteca el día de hoy, a 20 años de haberse hecho famosos por inventar La Macarena. Así de contundente, como ser atropellado por un pesero, es el hecho de que Javier Sicilia perdió toda convocatoria popular, quedándose sólo con la atención que le dan los políticos para aparentar que atienden las demandas de la ciudadanía.

Y ahí estaba yo al mediodía del domingo, caminando sobre la plancha del Zócalo presumiendo que puedo hacerlo con una torta de tamal en una mano y un vaso de atole en la otra, a la espera de ver aquellas masas que venían marchando desde ciudades lejanas para gritar al unísono un “ya basta” que hiciera sangrar las orejas de los gobernantes.

En vez de eso, eran como 20 güeyes los que llegaron acompañando al poeta a un intento de recaudar fondos para continuar con su caravana por la justicia, colocando monedas en el suelo para formar la palabra “paz”, en un acto que asemejaría más a un performance de un hippie coyoacanense y mugroso, que a un llamado de atención en contra de la violencia.

Al final, creo que hasta yo, que soy un culero, metí un billete de 20 varos en uno de los botecitos, provocando la envidia de los limosneros, payasitos nalgones, lisiados, esmeístas y pseudo-indígenas presentes en el lugar.

¡Chá!

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