Así como Hugh Hefner reinventó a la mujer, Christopher Nolan a Batman, Todd McFarlane a los cómics, Dylan al rock, Steve Jobs a la forma de escuchar música y las películas Rápido y Furioso a los nacos, en el Eje Central se reinventó el chicharrón, tanto que podríamos decir que es una versión 2.0 de ese producto frito derivado del cerdo.
Caminando por Lázaro Cárdenas, a la altura del Cine Teresa (ya lo clausuraron hace años, no salí de ahí), de repente a mi cuate y a mí nos agarró el hambre en medio de una asignación periodística de altos vuelos, cinco estrellas, siete suelas y biutiful, tanto que nos detuvimos en el primer lugar que no trató de vendernos un celular robado o enjaretarnos unas prostitutas de 20 varos.
Era un local de tacos de canasta, tortas y aguas frescas, cuyo nombre pregunté y me fue negado aludiendo la inexistencia de tal, pero que para mayores referencias está en frente de la Plaza Meave, donde pedimos unos de chicharron, los cuales al ser examinados revelaron una nueva composición química.
Se trataba de una membrana delgada con textura chiclosa bañada en dos litros de grasa por porción, que asemejaba más bien a piel de rata frita, que transparentaba el plato de plástico al contacto y provocaba cáncer por radiación, además de unas agruras de 36 horas.
¡Provechito!
domingo, 21 de noviembre de 2010
Chicharrón 2.0
Posteado por Mario Manterola a las 8:41 p.m.
Etiquetas: DiarioBasta, Garnachas, Nacos, Periodismo
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1 comentario:
Una de las veces que fui al DF, me tocó probar unos sopes sabrosísimos: eran verdes (debido a un colorante) y parecían otra, cosa pero al probarlos, ¡que maravilla!
No recuerdo exactamente donde estaba el puestecito, pero le voy a preguntar al camarada con el que fuí a al estado de México. El sí conoce bien por allá. Saludos.
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