Entre cerdos comunistas y un amor frustrado, entre cervezas vacías y extraños, ahí es donde uno se da cuenta que ha tocado fondo, que la imagen en el sillón con pantunflas de dinosurio, tomando whisky en un vaso de a litro del hombre araña acopañado con unos chocorroles mientras está la novela de la Gaviota en la tele no es nada, que hay cosas peores.
Peores como ocho cervezas, que después de la segunda las demás ya no saben a nada y tampoco hacen nada. Peores como las mayores lacras de la sociedad disfrazadas de niños buenos, rémoras chupasangre-comecuandohay, perdedores sin talento que al estar cerca de ellos te conviertes en uno más de su especie. Peores como una antro asqueroso pedorro a ritmo de reggaetón, que provoca que los nacos bailen sin camisa.
Es ahí donde se ve el fondo, donde se siente el madrazo. Afortunadamente lo único que se puede hacer es ir para arriba.
sábado, 11 de agosto de 2007
El fondo del hoyo
Posteado por Mario Manterola a las 3:56 p.m.
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