“20 de Noviembre e Izazaga, nos piden apoyo para rescate de una persona, ¡bomberos en camino!”, exclamó Raúl Esquivel, alias el Jefe Vulcano, director general del Heroico Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de México, en su cuenta de Twitter, a la que sigo con fanatismo religioso, porque sólo él tiene el pulso exacto de lo que acontece en la capital, además de que dice todo muy chingón, como si el ruco fuera a salir volando por el cielo con su traje amarillo para ayudar al necesitado.
En la esquina referida, un baboso de 18 años de edad, de pantalón negro y camisa de manga larga a rayas verdes con blanco, morenito cachetón, con corte de cabello de “mira mamá, saqué bola negra y tengo que ir a marchar”, llamado Yahir, como el de La Academia, metió el dedo medio de su mano derecha a uno de los hoyos del asiento de metal del parabús, el cual quedó atorado por más de una hora la mañana del viernes, lo que originó la movilización de los rescatistas.
Y ahí van los bomberos, a maniobrar durante varios minutos con herramientas especiales para liberar al caliente ese, que como seguramente andaba falto de amor, se le hizo fácil dedearse a la parada para satisfacer su necesidad de contacto sexual, aunque fuera con el frío de la lámina, imaginando que se trataba de alguna de sus compañeras del Cona. Al final, como el dedo no salió ni echándole salivita, tuvieron que cortar todo el asiento para llevarse al chavo con todo y su amante metálico al hospital.
¡Chá!
Foto: Milenio
domingo, 11 de agosto de 2013
Dedeando al paradero
Posteado por Mario Manterola a las 5:19 p.m.
Etiquetas: DiarioBasta, Literatura
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