lunes, 8 de junio de 2009

Diario de un variceloso: Conclusión

De dos cosas estoy seguro; la primera es que es horrible regresar al trabajo y a la rutina después de semanas de echar la hueva por la causa que sea. La segunda es que una vez integrado a la vida cotidiana, valen pa’ puro camote las vacaciones tomadas ya que el descanso tiene memoria de corto plazo.

Y uno que es huevón de oficio y plurinominal, me vengo enterando que se murieron cuarentaytantos morritos en Sonora… que desapareció un avión en el Océano Atlántico… que apañaron a unos alcaldes en Michoacán... que se fugaron 30 culeros de una cárcel en Durango y que sigue el pedo de la influenza (chale me llegó un flash back de trascendidos, y eso que nunca los pedí y jamás mandé los míos). Lo que sí sé es que la selección sigue de la verga y que Wagner le va a partir su madre al Mesías en el palacio de los deportes es sábado.

En fin, se me acabó el veinte, me reintegro al mundo de los quejidos y los gimoteos. Adiós al osito gominola y a los maratones de iCarly en Nickelodeon, no veré más la novela de Patito (uuffa) ni las luchas gringas de los lunes.

Chinguen a su madre… sobre todo a los que ya son bien fans de Metallica y a los que ni acabaron la primaria pero de repente ya le van a los pumas.

En mi cara, cicatrices quedaron... si de por sí... ahora parezco La Mole... chiá

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