martes, 16 de octubre de 2012

Días de rock... ¡y los que vienen!

Pu

jueves, 11 de octubre de 2012

El güey más odiado

Como la Marina ya mató a Heriberto Lazcano Lazcano, alias el Lazca, líder del sanguinario Cártel de Los Zetas, y como no se ve para cuándo agarren a Joaquín el Chapo Guzmán, propongo que el nuevo Enemigo público número uno sea Eduardo Santillán Pérez, diputado por el PRD en la Asamblea Legislativa del DF, quien propone prohibir la venta de cerveza en los estadios durante los partidos de futbol.

No había escuchado una propuesta tan estúpida desde que una mensa me planteó la posibilidad de casarnos. El proyecto de reformas a la Ley de Estados pretende que nadie tome chelas durante los segundos tiempos de los encuentros, para garantizar que no haya golpes en las tribunas ni disturbios entre los grupos de animación, como si el alcohol fuera el único culpable de la violencia.

Cabe preguntar es si el perredista ha ido alguna vez a un estadio a ver el pambol, o si nunca tuvo infancia y no se aventó una cáscara callejera con los cuates, o al menos ha jugado el FIFA en el Play Station, porque todo aquel que tenga una vaga noción de lo que es ese deporte sabe que los segundos tiempos son los más emocionantes de los partidos, porque es un juego que se vive a contra reloj, es decir, que para disfrutar de la-intensidad-del-futboleee, diría el Perro Bermúdez, es necesaria una chela.

De aprobarse la iniciativa, que se presentará la próxima semana, Santillán Pérez sería buscado por La Monumental, La Ultra y hasta la Tito-Tepito, para ser sodomizado entre cánticos.

¡Uts!


No, ¡tú eres el Mirrrey!

lunes, 8 de octubre de 2012

Enamoramiento del día

Chica guapa y guitarra, la mejor combinación desde chorizo con papas; dupla más efectiva que Cuauhtémoc Blanco y Luis el Matador Hernández en la delantera de la selección; más letales que Sin Cara y Rey Mysterio en la WWE; y más mejores que Barman y Droguin, interpretados por Víctor Trujillo y Ausencio Cruz en esa película de 1991 que pocos recordamos con cariño.

Jeans deslavados, playera negra y sudadera pandrosa, cabello lacio que enmarca un rostro de ojos grandes y labios finos sobre una nariz breve y graciosa, la versión mexicana de Mila Kunis sostenido una guitarra negra al estilo Johnny Cash se trepó a ese pesero de Pericoapa a Taxqueña, dispuesta a ganarse unas monedas, sin saber que al bajar se llevaría con ella mi corazón... de piedra, dirían The Rolling Stones y Lucía Méndez.

Encantadora estampa musical que se convirtió en adorable, al salirse del catálogo cajonero del transporte público chilango. Callaron Rockdrigo González, Alex Lora, El Haragán y compañía. En vez de esos lugares comunes del rock urbano, sonaron las letras de Jesse y Joy y Ha*Ash, llevándome al Espacio sideral, volando como lo hace Superman (¡ay qué mamón!).

Poderosas canciones pop que el oso evitó que hiciera segunda voz entre todos los pasajeros que, al igual que yo, la veíamos rasgar virtuosamente esas cuerdas, deseando que fueran parte de nuestra anatomía. Breve recital que fue pagado con lo que salió sin pensar de mi bolsillo, sin importar que fuera uno de a cincuenta.

¡Uts!

miércoles, 3 de octubre de 2012

No se olvida, nomás se malinterpreta

Para estar a tono con la fecha, no me bañé (puros pretextos), no me rasuré (pa’ los dos pinches pelos que me salen), me puse mi playera del Ché Guevara (marca Furor, o-ve-o goei), los tenis rotos y me solté la mata (yo sí tengo porque soy bien rocker), para darme un rol por Ciudad Universitaria, que fue mi terruño por los años que intenté estudiar carreras que no terminé, para hacerme presente en la conmemoración de un año más de la matanza de Tlatelolco... y comprar algo de mota.

Concentración en Las Islas (¡sí!), mitin frente a rectoría (¡agüebo!), toma de instalaciones (¡chingón!). Y ahí iba yo presumiendo mi decadencia junto a varios güeyes de mi edad, lo que quiere decir que ni estudiantes eran y que muy probablemente, a diferencia de mí, nada tenían que ver con la universidad.

En esa, una de las varias manifestaciones que se dieron por toda la ciudad para recordar el evento histórico que legitimó todos los movimientos sociales, por más absurdos que éstos sean gracias a la estupidez de un estado represor, se tomó la decisión de apoyar hoy al movimiento #YoSoy132 en la clausura simbólica de Televisa, en repudio a la imposición del viejo gobierno que reprimió a los estudiantes hace casi medio siglo.

¿Qué eso no era hoy?, me pregunté ayer a mimísmo, y mimísmo, que es muy sabio cuando anda bien pinche pacheco, me contestó que no, porque el 2 de octubre no es una sólo una fecha en el calendario, sino una excusa atemporal para hacerla de pedo por lo que sea, aunque sean sindicatos pidiendo privilegios eternos, que no están manchados con la sangre de los jóvenes sesenteros.

¡Ayayay!